Lecturas 5 de Marzo 2023

Lecturas 5 de Marzo del 2023

Gn 12,1-4a

Vocación de Abrahán, padre del pueblo de Dios


Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, el Señor dijo a Abrán:
«Sal de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré.
Haré de ti una gran nación, te bendeciré, haré famoso tu nombre y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan, y en ti serán benditas todas las familias de la tierra».
Abrán marchó, como le había dicho el Señor.

Palabra de Dios.


Salmo

Sal 33(32),4-5.18-19. 20 y 22

R. Que tu misericodia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

V. La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

V. Los ojos del Señor están puestos en quien le teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

V. Nosotros esperamos en el Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.


Segunda lectura

2Tm 1,8b-10

Dios nos llama y nos ilumina


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:
Toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.
Él nos salvó y nos llamó con una vocación santa, no por nuestras obras, sino según su designio y según la gracia que nos dio en Cristo Jesús desde antes de los siglos, la cual se ha manifestado ahora por la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que destruyó la muerte e hizo brillar la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio.

Palabra de Dios.


Aclamación

V. En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre: «Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo».


Evangelio

Mt 17,1-9

Su rostro resplandecía como el sol


Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto.
Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
De repente se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escúchenlo».
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:
«Levántense, no teman».
Al azar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaron del monte, Jesús les mandó:
«No cuenten a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».

Palabra del Señor.

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