Lecturas del 26 de Abril

  • Primera LecturaLectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 32-37
    32La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos.33Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía.34No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta,35y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad.36José, llamado por los apóstoles Bernabé (que significa: «hijo de la exhortación»), levita y originario de Chipre,37tenía un campo; lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.

     

Salmo Responsorial

Salmo 92

R/: Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta.

  • El Señor reina, vestido de majestad,

vestido y ceñido de poder. R/

  • Así está firme el orbe y no vacila,

tú trono está firme desde siempre,

y tú eres eterno. R/

  • Tus mandatos son fieles y seguros;

la santidad es el adorno de tu casa,

Señor, por días sin término. R/

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan  3, 7b-15

Continuó Jesús diciéndole a Nicodemo: “Debes volver a nacer. El viento sopla donde quiere: oyes el ruido que hace, pero no sabes de donde viene ni a donde va. Así pasa con el que nace del Espíritu”.

Nicodemo le preguntó: “¿Cómo puede hacer eso?”. Jesús le respondió: “Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? Yo te aseguro: nosotros hablamos de lo que conocemos y damos testimonio de lo que hemos visto, aunque ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿Cómo van a creer cuando les hable de cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo; pero hay alguien quien bajó del cielo: el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea, tenga por Él vida eterna.

Palabra del Señor

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